Distancia de rescate, Samantha Schweblin

Adriana Santa Cruz
2 min readMay 29, 2021

Una atmósfera sobrecogedora, de inquietud constante, recorre la novela de Samanta Schweblin ya desde la frase con la que se abre la historia: “Son como gusanos”.

La distancia de rescate es la que la separa a Amanda de su hija Nina; ese hilo que las ata, pero que puede tornarse muy frágil o romperse. Hay entonces un espacio que se va tensando, y esa tensión es la misma que sentimos los lectores a medida que aumentan los indicios que nos instalan en el particular fantástico de la autora que tiene muy claro cómo trabajar la ambigüedad.

Hablando acerca de lo verosímil y de la tensión, Schweblin afirma: “Cuando siento que en mis historias algunos de estos dos factores se quiebran, vuelvo inmediatamente unos cuantos pasos atrás. Es como avanzar llevando el hilo de Ariadna: cuanto más se avanza tirando de él, más se fuerza lo verosímil hacia lo anormal o lo desconocido, más tensión se genera, más tirante queda el hilo”. En la novela, hay un hecho real, lamentablemente actual, que es el de la contaminación por el uso de pesticidas; es la anécdota necesaria en toda novela, a la que después se le aplican los diferentes recursos para ficcionalizarla, y en Distancia de rescate, esos recursos son el manejo del tiempo y el de la elipsis.

Lo que hace la autora con el tiempo es destacable: superpone planos, momentos diferentes de los mismos personajes, pasado y presente que se alternan y se entrelazan, pero nunca caóticamente. El presente es el de Amanda en una salita de primeros auxilios mientras dialoga con David, el hijo de Clara. Este es un tiempo de ensueño, de pesadilla, de recuerdo que trae a la memoria de la protagonista ese instante en el que llega al pueblo y todo lo que sucede a partir de entonces. También están los recuerdos de los otros personajes, aunque en cada recoveco de la memoria siempre hay algo que no se dice y que el lector intuye como importante: de ahí gran parte de la inquietud, producto de saber que hay algo que no podemos conocer del todo, pero que gravita peligrosamente alrededor de los habitantes de ese pueblo. “Confundo los tiempos”, dice Amanda, y ese verbo se constituye en la isotopía recurrente del texto, asociada a perturbar, mezclar, equivocar, desordenar, fundir, abatir.

Distancia de rescate es una novela (en rigor de verdad, una nouvelle) muy recomendable, que atrapa porque cumple, según explica Schweblin, con ese pacto de atención entre el texto y el lector, de expectativa, “de promesa de que algo nuevo se develará de un momento a otro”.

Distancia de rescate, Samantha Schweblin, Random House, 2014, 128 págs.

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Adriana Santa Cruz

Profesora y Licenciada en Letras, redactora y gestora cultural